Prince And The Revolution – Around The World In A Day

Prince había estado en la cima de la montaña y no le gustó lo que vio. Había pasado un año entero afinando su sonido, su banda, su imagen y su historia para Purple Rain , con el objetivo explícito de conquistar el mundo. Y había funcionado a la perfección: reposicionarse como un héroe de la guitarra rudo y liderar una banda que incluía múltiples géneros y razas le había abierto nuevos públicos y lo había convertido en la estrella de rock más grande del universo.

Pero tan pronto como alcanzó esa cima, esa altitud enrarecida que tan pocos artistas alcanzan, Prince se dio cuenta de lo que requería ser una superestrella. Sabía que para satisfacer la demanda de su música, para alimentar a la bestia de la celebridad que había alcanzado, se esperaba que siguiera impulsando Purple Rain al máximo: hacer una gira por los Estados Unidos, luego ir a Europa, tal vez a Australia, y luego regresar para una vuelta de la victoria más grande en los Estados Unidos. Pero Prince era demasiado inquieto para eso. Y entonces hizo lo único que siempre supo hacer: hizo más música, que sonaba diferente a todo lo que había hecho o a todo lo que sus nuevos fanáticos podrían haber esperado.

La vuelta al mundo en un día se terminó de grabar en la víspera de Navidad de 1984 y se publicó en abril de 1985, apenas dos semanas después de la última fecha de la gira Purple Rain , que Prince interrumpió abruptamente después de solo seis meses. Su álbum revelación todavía estaba en lo más alto de las listas.

Había estado trabajando en el nuevo álbum en silencio, en sesiones dispersas que en realidad habían comenzado antes del lanzamiento de Purple Rain , sin el conocimiento de su sello, Warner Bros.; incluso los miembros de su banda, Revolution, no sabían que un nuevo proyecto estaba en marcha, mucho menos terminado. «No estaba totalmente al tanto de que había estado grabando ese álbum», dijo el tecladista Matt Fink. «No estuve involucrado en eso… estaba bien con eso, pero al mismo tiempo, siempre quieres estar allí si puedes».

Lo más destacable de Around the World in a Day era lo que no era: no era ni remotamente una secuela de Purple Rain . Al escucharlo por primera vez, quedó claro al instante que el álbum era un giro radical, sin guitarras llamativas y pocos estribillos pop. El sonido era brillante y dulce, en contraposición a los bajos obscenos. Si Prince había simplificado y rockeado su enfoque de dominación global, ahora estaba creando algo más íntimo, cerebral y desafiante.